Anatomía y Fisiología
El recto y el canal anal son las partes finales del tubo digestivo, entre el intestino grueso (colon) y el exterior. El recto y el canal anal son los lugares a los cuales llegan las heces tras la digestión del bolo alimentario, se acumulan y por donde son evacuadas al exterior.
El recto es la continuación del colon y tiene una longitud de unos 12 – 15 centímetros. Al entrar en el llamado diafragma pélvico se convierte en el canal anal, rodeado de la fuerte musculatura pélvica. Este canal anal mide unos 3 – 4 centímetros y contiene el esfínter anal interno y el esfínter anal externo, las glándulas anales y los plexos hemorroidales.
Tanto el recto como el esfínter anal interno están inervados por el sistema nervioso simpático y el parasimpático (involuntarios), mientras que el esfínter anal externo tiene inervación somática (voluntaria). Toda la zona tiene una inervación sensitiva muy fina y está ricamente vascularizada.
La continencia de las heces, además de estar influenciada por las características de la materia fecal, depende en gran parte de los elementos que actúan como reservorio (colon sigmoide y recto), de la adaptabilidad rectal y de las estructuras que ejercen una función de barrera (esfínteres anales interno y externo). La continencia anal y la autorización para la defecación dependen también de una sensibilidad específica mediante la cual se reconoce el paso de gas y de heces, interpretándose la distensión rectal como un deseo de defecar.
La función de reservorio que ejerce el intestino grueso permite almacenar heces sólidas durante mucho tiempo pero no heces líquidas. El recto normalmente está vacío pero si se llena, su adaptabilidad le permite retrasar el vaciado de las heces que contenga. Esto es importante, pues la continencia implica un margen suficiente entre el llenado a partir del cual se toma conciencia de la presencia de heces en el recto y el umbral para la distensión, a partir del cual los dos esfínteres se relajan de modo reflejo y se produce el escape de las heces.
Las posiciones a utilizar durante el examen rectal son las siguientes:
Inspección
Con ambas manos enguantadas se separan las nalgas para visualizar el ano, la piel perianal y sus alrededores (región sacrococcígea, nalgas, base del escroto).
Tras traccionar suavemente a ambos lados del orificio anal, se puede visualizar la porción distal del canal anal.
Además también se debe realizar la inspección solicitando al paciente que efectúe un leve esfuerzo defecatorio, para facilitar la protrusión de la mucosa.
En la inspección se pueden visualizar: fisuras, ulceraciones, orificios de fístulas, abscesos, hemorroides externas, trombosadas o no, tumoraciones anales y perianales, lesiones neoformativas y hemorroides prolapsadas.
Es importante visualizar la existencia de signos recientes de sangrado de alguna de las lesiones citadas. En ocasiones se puede evidenciar la presencia de masas perianales de diferente etiología.
Palpación
Previamente con o sin lubricante se palparán las áreas, perineal y sacrococcígea, buscando la existencia de masas, induración y fluctuación. Posteriormente, tras aplicación de abundante lubricante en el dedo y depositar parte en el orificio anal, se apoya la yema del dedo en la comisura anterior del orificio. Se realiza habitualmente con el segundo dedo de la mano dominante y se presiona firme y cuidadosamente para vencer la resistencia del esfínter y lentamente a través del canal anal se introduce hasta el máximo posible en la ampolla rectal. En ocasiones con fisuras anales muy dolorosas no es posible ni recomendable llevarlo a cabo.
La profundidad máxima alcanzada depende de la longitud del dedo del médico, de la constitución física del paciente y de su grado de relajación muscular, pudiendo llegar a 10 cm y la inserción efectiva estudiada de unos 7,5 cm. Durante el tacto se debe examinar circunferencialmente la mucosa rectal y el canal anal, valorando zonas de induración, tumefacción y fluctuación, irregularidades, excrecencias y estenosis. Durante el tacto rectal se pueden localizar estructuras vecinas: próstata, cuello uterino, y fondo de saco de Douglas. Tras finalizar el tacto rectal se debe visualizar en el dedo utilizado la existencia de restos hemáticos u otros restos asociados.
Próstata
Se palpa el surco medio, el surco laterales. Se verifica la superficie, si hay presencia de irregularidades y nódulos, y la consistencia de la misma, vesículas seminales y uretra membranosa.
El examen se lleva a cabo por muchas razones:
- Como parte de un examen físico anual de rutina tanto en hombres como en mujeres.
- Cuando el médico sospecha que usted tiene un sangrado en alguna parte del sistema digestivo.
- Cuando los hombres presentan síntomas que sugieren agrandamiento de la próstata.
En los hombres, el examen se puede emplear para examinar el tamaño de la próstata y buscando agrandamientos anormales u otros cambios de la glándula prostática.
También puede hacerse un tacto rectal con el fin de recoger una muestra de material fecal para buscar sangre oculta en heces, como parte de la detección sistemática de cáncer colorrecta.
Algunos hallazgos anormales son:
- Pólipos rectales
- Fisuras
- Fístulas
- Carcinoma (recto y ano)
- Hipertrofia benigna de prostata
Patologías
Hemorroides Externas
Se ocasionan cerca del borde del conducto anal y se hallan cubiertas de una piel muy sensible. Si se desarrolla un coagulo de sangre en una de ellas, se ocasiona una dolorosa hinchazón llamada "trombo" fácilmente extirpablecon anestesia local sin guardar cama. Al tacto del dedo la hemorroide externa es un bulto duro y sensible.
Hemorroides internas
Se dilatan dentro del ano, debajo de la capa interna del recto, llamada mucosa. Los síntomas más corrientes son la hemorragia indolora y la salida también indolora, total o parcial tan sólo de estas hemorroides internas durante la evacuación, llamada procidencia. Sin embargo una hemorroide interna puede volver a introducir.
Ano imperforado
Es un defecto que está presente al nacer que implica ausencia u obstrucción del orificio anal. El ano es la abertura hacia el recto a través de la cual las heces salen del cuerpo. Esto se verifica introduciéndole un objeto que sea con fino y con un poco de longitud como por ejemplo el termómetro.
Fisura anal
La mayoría de las fisuras anales se puede tratar con éxito utilizando medidas tradicionales, como reblandecedores fecales y baños de agua tibia. El objetivo es permitir que el esfínter anal se relaje y, de esta manera, dejar que cicatrice la fisura. Si estos métodos no resultan efectivos, es necesario realizar una cirugía denominada esfinterotomía interna. Este procedimiento consiste en cortar parcialmente el esfínter anal, permitiendo que se relaje y, por lo tanto, facilitando la cicatrización de la fisura.
Fistula perianal
Una fistula perianal es una conexión anormal entre el recto o la superficie interna del canal anal y la piel que rodea el ano. Las fistulas perianales pueden aparecer en uno o varios lados delperímetro anal. Regularmente son el resultado de algún absceso periproctal que no fue tratado.
Prolapso rectal
Los ligamentos sujetan el recto en su posición y cuando estos ligamentos se debilitan, el recto puede salirse de su posición original, hacia abajo, atravesando el ano. Esta condición se denomina prolapso rectal.
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